Ángela Ruiz Robles, maestra y científica, se adelantó más de
medio siglo a su tiempo y, en las peores condiciones posibles, en plena
posguerra española, ideó el primer libro mecánico, precursor del actual e-book.
Porque la primera
enciclopedia electrónica la inventó doña Angelita. Lo acredita una patente de
otorgada en 1949 y el prototipo que se construyó, siguiendo sus indicaciones,
en el Parque de Artillería de Ferrol y que actualmente descansa en el Museo
Nacional de Ciencia y Tecnología, en A Coruña.
Ángela Ruiz Robles, hace 121 años en Villamanín, León, visualizó la era
de las pizarras digitales con varias décadas de antelación. «El futuro habla,
pero pocos entienden lo que dicen».
Lo que Ángela Ruiz Robles esquematizó en su cabeza como un
«proceso mecánico, eléctrico y a presión de aire para la lectura de libros»
tomó forma en los astilleros ferrolanos.
Su idea se materializó así en un
pesado artefacto con carretes, construido con materiales rústicos, de la época,
que lamentablemente le cortaron las alas. Angelita
tenía otra idea: que se
fabricase con componentes ligeros, que resultase fácil de transportar en las
mochilas. Pero nunca llegó a las aulas. Tampoco consiguió convertirse en libro
electrónico, pero casi.
Constaba de dos partes. La primera, de conocimientos
básicos: lectura, escritura, numeración y cálculo. Haciendo presión en
abecedarios y números se formaban sílabas, palabras y lecciones. La segunda
funcionaba con bobinas, cada una dedicada a una materia. Y podía incorporar luz
y sonido.
El dispositivo de Ángela Ruiz Robles estaba cubierto por una
lámina transparente e irrompible, con cristal de aumento. E incorporaba,
además, una luz, para que se pudiese leer en la oscuridad. Además, sumaba
sonido con las explicaciones de cada tema. Todo en el tamaño de un libro, «de
facilísimo manejo y peso insignificante», describía la propia autora.
«Fue no solo una avanzada a su tiempo, sino una
revolucionaria, porque en su patente añadía la posibilidad de incorporar en el
futuro innovaciones como pulsadores de voz y calculadoras e intuía ya la
importancia de aprender idiomas como el inglés y el francés»